Hoy de mañana,
mientras el sol acariciaba nuestras pieles
en son de paz
a la lluvia
que la noche anterior
había mojado estos cuerpos
estremecidos
embelezados de amor,
descubrí que la voluntad
de mi soledad
se quebranta en medio
de tu conversación.
Ahora en tu presencia
y en tu ausencia
se me llena el vientre
de silencio
un minuto eterno de silencio
porque hoy
se ha caído un trozo
de mi armadura