Reb Liz

El Profesor y La Alumna: CapĂ­tulos 14, 15 y 16

Capítulo 14: Flotando en las nubes

 

Narra Ayelén

 

Era sábado por la mañana y me desperté temprano, todavía extasiada por esa mágica semana de citas con Tomás. Aunque estaba un poco triste porque hoy no iba a poder verlo.

 

Tomás me había dicho que tenía trabajo atrasado debido a que pasamos toda la semana juntos. Mientras preparaba el desayuno, sentí la necesidad de cantar \"I Will Always Love You\" de Whitney Houston. Estaba tan emocionada que no me di cuenta de que estaba cantando a todo pulmón.

 

Con los ojos cerrados, giraba y cantaba sin preocuparme de nada más. Pero de repente, cuando abrí los ojos, me di cuenta de que mi papá se había despertado y estaba parado detrás de mí, mirándome con asombro.

 

Subí el volumen de mi voz y me puse aún más emocionada mientras seguía cantando. Mi papá no podía contener la risa y finalmente se unió a mí en una improvisada serenata matutina.

 

Fue un momento divertido y especial, en el que pude compartir mi alegría y entusiasmo con mi papá. Juntos, continuamos cantando y bailando al ritmo de la canción, creando recuerdos que atesoraríamos para siempre.

 

\"And I will always love you

I will always love you

You, my darling, you, hmm\"

 

La melodía y las letras de la canción resonaban en mi corazón, recordándome el amor y la conexión que sentía por Tomás. Aunque no pudiera verlo ese día, sabía que nuestro amor era fuerte y que siempre estaríamos unidos, incluso en la distancia.

 

Continuamos cantando y riendo juntos, flotando en las nubes de la felicidad y la alegría. Ese momento improvisado con mi papá me recordó que el amor y la música tienen el poder de unirnos y hacernos sentir vivos.

 

Con una sonrisa en el rostro, agradecí por ese instante mágico y prometí seguir disfrutando de cada momento, incluso cuando Tomás y yo estuviéramos separados físicamente. Nuestro amor seguiría siendo una melodía constante en nuestras vidas, recordándonos siempre el amor y la felicidad que compartimos juntos.

 

Narra Ayelen

 

- ¡Ayelén, tienes una voz increíble! ¿De dónde viene tanta alegría esta mañana? - Dijo mirandome cantar alegremente

 

- ¡Hola, papá! Estoy tan emocionada por la semana que he tenido. Ha sido mágica y llena de momentos especiales. - Dije sonriendo

 

- Me alegra escuchar eso, cariño. Pero déjame preguntarte algo, ¿estás enamorada? - Pregunto

 

- Sí, papá, estoy enamorada. Es una sensación maravillosa. - Dije sonrrojandome ligeramente

 

- ¿Y puedo saber de quién estás enamorada? - Pregunto mi papá curioso

 

-  Papá, me gustaría mantenerlo en secreto por ahora. Es alguien muy especial para mí, pero por diferentes circunstancias, preferiría no revelar su identidad por el momento. - Dije con ternura

 

- Entiendo, Ayelén. Respetaré tu decisión y estaré aquí para apoyarte en todo momento. Solo quiero verte feliz. - Dijo mi papá asintiendo comprensivamente

 

- Gracias, papá. Tu apoyo significa mucho para mí. Solo quiero que sepas que este amor me hace sentir completa y feliz. - Dije agradecida

 

- Eso es lo más importante, cariño. Mientras te haga feliz y te haga crecer como persona, siempre estaré aquí para ti. - Dijo mi papá

 

- Gracias, papá. Eres el mejor. Prometo que, cuando sea el momento adecuado, te contaré más sobre esta persona especial en mi vida. - Dije abrazando a mi papá

 

- Estaré esperando ese momento, Ayelén. Mientras tanto, disfruta de esta etapa de tu vida y sigue persiguiendo tus sueños. -  Dijo mi papá

 

- Lo haré, papá. Te quiero mucho. - Dije Sonriendo

 

- Y yo a ti, mi querida Ayelén. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase. -  Dijo mi papá

 

Después, mi papá y yo nos sentamos a desayunar juntos, compartiendo risas y conversaciones animadas. Preparamos una deliciosa comida, llena de alimentos que nos encantan. Mientras disfrutábamos de nuestro desayuno, mi papá me hizo preguntas sobre mis planes para el día y me animó a seguir persiguiendo mis sueños.

 

Entre bocado y bocado, recordamos momentos especiales de mi infancia y compartimos anécdotas divertidas. La atmósfera era cálida y acogedora, llena de amor y complicidad. Apreciamos el tiempo que teníamos juntos y nos prometimos seguir creando recuerdos inolvidables.

 

Después de terminar nuestro desayuno, nos levantamos de la mesa y nos dimos un abrazo afectuoso. Agradecí a mi papá por su apoyo incondicional y le recordé lo afortunada que me sentía de tenerlo como padre. Juntos, nos dispusimos a disfrutar del resto del día, llenos de energía y entusiasmo.

 

El momento del desayuno con mi papá fue más que una simple comida; fue un momento de conexión y amor. Me recordó la importancia de valorar los momentos compartidos con nuestros seres queridos y de apreciar el amor y el apoyo que nos brindan. Con una sonrisa en mi rostro, me sentí lista para enfrentar cualquier desafío que el día me trajera, sabiendo que tenía a mi papá a mi lado.

 

Narra Tomás

 

Estoy en mi departamento, solo en medio de la tranquilidad que me brinda este espacio. Mientras me preparo una taza de café, mi mente se llena de pensamientos sobre Ayelén. Cada momento que pasamos juntos esta semana ha sido mágico, pero hoy no puedo evitar sentir un poco de tristeza al no poder verla.

 

Me siento a tomar mi café y mi mente comienza a divagar. Recuerdo su risa contagiosa, su mirada llena de alegría y la forma en que su voz llena la habitación cuando canta. Cierro los ojos por un momento y puedo escuchar su dulce voz resonando en mis oídos.

 

Pero también sé que tengo trabajo atrasado por haberme dejado llevar por la emoción de pasar tiempo con Ayelén. Aunque me encantaría estar con ella en este momento, sé que es importante cumplir con mis responsabilidades. Me esfuerzo por concentrarme en las tareas que tengo pendientes, pero mi mente sigue regresando a los momentos que compartimos.

 

Es increíble cómo Ayelén ha logrado llenar mi vida de felicidad en tan poco tiempo. Su presencia me inspira y me impulsa a ser una mejor versión de mí mismo. Cada vez que la veo, siento una conexión especial entre nosotros, una conexión que va más allá de la relación profesor-alumno.

 

Aunque la situación es complicada y debemos mantener nuestra relación en secreto, no puedo evitar desear que llegue el momento en que podamos estar juntos sin restricciones. Sueño con un futuro en el que podamos compartir nuestra historia abiertamente, sin miedo ni preocupaciones.

 

Pero por ahora, me quedo con los recuerdos de nuestros momentos juntos, flotando en las nubes de la felicidad que Ayelén ha traído a mi vida. Me prometo a mí mismo que trabajaré arduamente para cumplir con mis responsabilidades y así poder disfrutar de más momentos mágicos con ella en el futuro.

 

Termino mi café y me levanto de la silla, listo para enfrentar el día con determinación y entusiasmo. Aunque hoy no pueda estar con Ayelén, sé que nuestro amor es fuerte y que siempre estaremos conectados, incluso en la distancia.

 

Con una sonrisa en mi rostro, salgo de mi departamento, listo para enfrentar lo que el día tiene reservado para mí, sabiendo que en algún momento, volveré a flotar en las nubes junto a Ayelén.

 

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Capítulo 15: Enfrentando los Miedos Internos

 

Narra Ayelén

 

Después de una semana llena de momentos mágicos y románticos, llegó el momento de enfrentar nuestros miedos internos. Tomás y yo decidimos tener una conversación profunda sobre nuestras inseguridades y temores, para fortalecer nuestra relación y crecer juntos.

 

Quedamos en encontrarnos en nuestro lugar especial, el jardín secreto. Mientras caminaba hacia allí, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones. Sabía que esta conversación sería crucial para nuestro futuro, pero también sentía un poco de miedo por lo que podríamos descubrir sobre nosotros mismos.

 

Cuando llegué, Tomás ya estaba allí, esperándome con una mirada seria pero amorosa. Nos sentamos en el banco del jardín, rodeados de la belleza de la naturaleza, y comenzamos a hablar.

 

- Ayelén, quiero que sepas que te amo profundamente y que estoy comprometido a hacer todo lo posible para que nuestra relación funcione. Pero también sé que todos tenemos miedos internos y heridas del pasado que nos afectan. - dijo Tomás, tomando mi mano con ternura.

 

- Yo también te amo, Tomás, y aprecio tu sinceridad. Estoy dispuesta a enfrentar nuestros miedos juntos y trabajar en ellos para fortalecer nuestra relación. - respondí, mirándolo a los ojos con determinación.

 

Tomás suspiró y continuó:

 

- Uno de mis miedos más profundos es el miedo al abandono. He experimentado situaciones en mi vida en las que las personas que amaba me dejaron, y eso ha dejado cicatrices en mi corazón. A veces, tengo miedo de que tú también puedas decidir alejarte de mí.

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar sus palabras. Sabía que Tomás había pasado por momentos difíciles en su vida, pero nunca había imaginado que tuviera ese miedo tan profundo. Tomé su mano con fuerza y le dije:

 

- Tomás, quiero que sepas que estoy aquí para quedarme. Mi amor por ti es genuino y duradero. No importa qué obstáculos enfrentemos, siempre estaré a tu lado.

 

Tomás sonrió, pero sus ojos aún mostraban un rastro de preocupación. Luego, me miró fijamente y dijo:

 

- Ayelén, también quiero que sepas que tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno para ti. A veces, siento que no puedo estar a la altura de tus expectativas, que no merezco todo el amor y la felicidad que me brindas.

 

Mis ojos se llenaron de tristeza al escuchar sus palabras. Nunca había imaginado que Tomás tuviera esos sentimientos de inseguridad. Lo miré con ternura y le dije:

 

- Tomás, eres más que suficiente para mí. Eres mi compañero, mi apoyo y mi amor verdadero. No necesitas demostrar nada, solo necesitas ser tú mismo. Eres perfecto tal como eres.

 

Tomás me abrazó con fuerza, y ambos nos sumergimos en un abrazo lleno de amor y comprensión. En ese momento, sentí que nuestras almas se conectaban en un nivel más profundo. Habíamos compartido nuestros miedos más profundos y nos habíamos prometido apoyarnos mutuamente en el camino hacia la sanación y el crecimiento personal.

 

Desde ese día, Tomás y yo nos comprometimos a trabajar en nuestros miedos internos juntos. Nos convertimos en un equipo, enfrentando nuestras inseguridades y fortaleciendo nuestra confianza mutua. Aprendimos a comunicarnos abierta y honestamente, y a brindarnos el apoyo y la comprensión que necesitábamos.

 

A medida que avanzábamos en nuestro viaje, descubrimos que enfrentar nuestros miedos internos nos hizo más fuertes como individuos y como pareja. Aprendimos a amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, y eso nos permitió amar y aceptar al otro de una manera más profunda.

 

Narra Tomás

 

Después de una semana llena de momentos mágicos y románticos, llegó el momento de enfrentar nuestros miedos internos. Sabía que era crucial para nuestra relación abrirnos y compartir nuestros temores más profundos con Ayelén. Nos encontramos en el jardín secreto, un lugar que siempre nos brindaba paz y tranquilidad.

 

Mientras esperaba a Ayelén, mis pensamientos se llenaban de dudas y miedos. Sabía que tenía que ser honesto con ella, pero también temía que mis inseguridades pudieran afectar nuestra relación. Sin embargo, estaba decidido a enfrentar mis miedos y trabajar en ellos para construir una relación sólida y duradera.

 

Cuando Ayelén llegó, su presencia me brindó una sensación de calma y seguridad. Nos sentamos en el banco del jardín y comencé a abrirme a ella.

 

- Ayelén, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón y estoy comprometido a hacer todo lo posible para que nuestra relación funcione. Pero también tengo miedos internos que me afectan. Uno de mis mayores temores es el miedo al abandono. He experimentado situaciones en mi vida en las que las personas que amaba me dejaron, y eso ha dejado cicatrices en mi corazón. A veces, tengo miedo de que tú también puedas decidir alejarte de mí.

 

Ayelén tomó mi mano y me miró con ternura. Sus palabras de amor y apoyo me reconfortaron, y sentí una oleada de gratitud por tenerla a mi lado.

 

Luego, fue el turno de Ayelén de compartir sus miedos internos. Escuché atentamente mientras ella hablaba de su miedo a no ser lo suficientemente buena para mí. Sus palabras me dolieron, ya que nunca quise que ella se sintiera así. La abracé con fuerza y le aseguré que ella era perfecta tal como era.

 

Ese día, nos abrimos el uno al otro y compartimos nuestros miedos más profundos. Nos prometimos apoyarnos mutuamente en el proceso de enfrentar y superar esas inseguridades. A partir de ese momento, nos convertimos en un equipo, dispuestos a crecer juntos y fortalecer nuestra relación.

 

A medida que avanzábamos en nuestro viaje, aprendimos a comunicarnos de manera

 

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Capítulo 16: Sanando Heridas del Pasado

 

Narra Ayelén

 

Después de una semana llena de reflexiones y crecimiento personal, mi padre decidió sentarse conmigo para hablar sobre algo importante. Aunque vivimos juntos, esta conversación era diferente, ya que involucraba un tema delicado.

 

Mi padre me miró con ternura y comenzó a hablar:

 

- Ayelén, quiero compartir algo contigo. He conocido a alguien especial y estamos saliendo juntos.

 

Sus palabras resonaron en mi corazón, y aunque estaba feliz de que mi padre encontrara la felicidad, también me sentí confundida y abrumada.

 

Me tomó un momento procesar la noticia. Aunque mi padre siempre me había dicho que nunca olvidaría a mi madre, el hecho de que estuviera saliendo con alguien nuevo me hizo cuestionar si eso cambiaría nuestra relación.

 

Con lágrimas en los ojos, le pregunté:

 

- Papá, ¿qué significa esto para nosotros? ¿Significa que olvidarás a mamá?. - Mi voz temblaba mientras esperaba su respuesta.

 

Mi padre se acercó y me abrazó con ternura.

 

- Ayelén, nunca olvidaré a tu madre. Ella siempre será parte de nuestras vidas y de nuestro amor. Esta persona que he conocido no reemplaza a tu madre, sino que trae una nueva forma de felicidad a nuestras vidas.

 

Sus palabras me reconfortaron y aliviaron mis preocupaciones. Comprendí que el amor no es limitado y que mi padre tenía espacio en su corazón para amar a otra persona sin que eso afectara nuestro vínculo.

 

Tomándome de las manos, mi padre continuó:

 

- Eres mi hija y siempre lo serás. Nuestro amor es incondicional y nada cambiará eso. Esta nueva persona en mi vida no reemplaza a tu madre, pero espero que puedas abrir tu corazón y darle una oportunidad.

 

Me tomó un momento procesar sus palabras, pero finalmente entendí que el amor no es una competencia y que había suficiente espacio en mi corazón para amar y aceptar a esta nueva persona en la vida de mi padre.

 

Con una sonrisa, le dije:

 

- Papá, te amo y solo quiero verte feliz. Aunque me llevará tiempo acostumbrarme a esta nueva situación, estoy dispuesta a darle una oportunidad a esta persona especial en tu vida

 

Mi padre me abrazó con cariño y me agradeció por mi comprensión. Nos prometimos mutuamente que siempre estaríamos ahí el uno para el otro y que juntos superaríamos cualquier obstáculo.

 

Ese día, mientras reflexionaba sobre nuestra conversación, comprendí que el amor no tiene límites y que el hecho de que mi padre tenga una novia no significa que olvide a mi madre. Aprendí a sanar las heridas del pasado y a abrir mi corazón a nuevas experiencias y personas en mi vida. Juntos, mi padre y yo comenzamos un nuevo capítulo lleno de amor, comprensión y crecimiento.

 

Narra Tomás

 

Estaba en mi departamento, sumido en mis pensamientos, cuando escuché un suave golpe en la puerta. Me levanté y fui a abrir, sin saber quién podría ser a esta hora de la noche. Para mi sorpresa, allí estaba Ayelén, con los ojos llenos de lágrimas y una expresión de tristeza en su rostro. Sin pensarlo dos veces, la abracé con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar en mis brazos.

 

- Ayelén, ¿qué sucede?, -  pregunté con preocupación. La sostuve mientras ella sollozaba, dejando que sus emociones fluyeran libremente. No había necesidad de palabras en ese momento, solo el consuelo y la presencia mutua.

 

Después de unos minutos, Ayelén se separó de nuestro abrazo y se sentó en el sofá, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Me senté a su lado, esperando pacientemente a que ella estuviera lista para hablar.

 

- Tomás, mi padre... mi padre me dijo que está saliendo con alguien, dijo Ayelén con voz entrecortada. - No sé cómo sentirme al respecto. Me siento confundida, triste y asustada de que esto signifique que mi madre será olvidada.

 

La miré con comprensión, recordando mi propia experiencia de perder a un ser querido. Tomé su mano suavemente y le dije:

 

- Ayelén, entiendo tus sentimientos y tus miedos. Pero quiero que sepas que el amor que tu padre tenía por tu madre nunca desaparecerá. Esta nueva relación no reemplaza a tu madre, sino que simplemente significa que tu padre está encontrando una nueva forma de seguir adelante y encontrar la felicidad.

 

Ayelén asintió lentamente, procesando mis palabras.

 

- Pero, Tomás, ¿cómo puedo aceptar a esta nueva persona en la vida de mi padre? Siempre hemos sido solo él y yo, y ahora temo que todo cambie y que nuestro vínculo se debilite.

 

Le sonreí con ternura y le respondí:

 

- Ayelén, el amor no es limitado. Tu padre siempre será tu padre y tú siempre serás su hija. Esta nueva persona en su vida no cambiará eso. En lugar de verlo como una amenaza, intenta verlo como una oportunidad para que tu padre encuentre la felicidad que se merece.

 

Ayelén asintió nuevamente, esta vez con una pequeña sonrisa en su rostro.

 

- Gracias, Tomás. Siempre sabes qué decir para reconfortarme.

 

Le apreté la mano con cariño y le dije:

 

- Estoy aquí para ti, Ayelén. Siempre estaré aquí para escucharte y apoyarte en cualquier momento que lo necesites.

 

Pasamos el resto de la noche hablando sobre sus sentimientos y preocupaciones. Le recordé que el amor no desaparece, sino que se expande para incluir a nuevas personas en nuestras vidas. Ayelén parecía más tranquila y dispuesta a darle una oportunidad a esta nueva relación en la vida de su padre.

 

Ese día, mientras reflexionaba sobre nuestra conversación, me sentí agradecido de poder ser un apoyo para Ayelén en este momento de su vida. Sabía que el camino hacia la sanación no sería fácil, pero juntos, Ayelén y yo estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara y encontrar la paz en medio de los cambios.

 

Continuaremos acompañando a Ayelén en su proceso de aceptación y sanación, recordándole que el amor siempre tiene espacio en nuestros corazones y que la felicidad puede encontrarse en diferentes formas y personas.