Las palabras, son inanimados cuerpos
que aún están aquí,
esperando
al espíritu áureo de sus voces.
No se han ido,
aun dan sus pasos en la bruma
de la medianoche,
cuando leo y leo y me dormita el alma.
“Escríbeme…” -murmuran- “no nos dejes
caer en el olvido…”