En la ventana del alma,
dos estrellas brillan,
unos ojos tan profundos,
que en su luz se enredan los sentidos.
Como espejos del universo,
como joyas de la creación,
unos ojos tan hermosos,
que roban el aliento sin razón.
En su mirada se esconde el misterio del anochecer,
un brillo que deslumbra,
un destello que invita a querer.
Como luciérnagas en la noche,
como faros en la oscuridad,
unos ojos tan cautivadores,
que despiertan la curiosidad.
En su iris se refleja el cielo en su máxima expresión,
un azul profundo,
un verde intenso,
una gama de emoción.
Como puertas al infinito,
como ventanas a la emoción,
unos ojos tan cautivantes,
que despiertan la inspiración.
En cada parpadeo se dibuja una historia sin final,
un relato de amor y esperanza, un poema celestial.
Como estrellas en el firmamento,
como soles en su resplandor,
unos ojos tan bellos,
que despiertan el asombro y el amor.