Hasta el alma la tengo congelada
al saber que mi cuerpo nunca
más tendrá tu calor.
Me llevaste al cielo, paseamos
de una estrella a otra, me dejaste
en la luna y luego de un soplo
me dejaste caer.
Tan poco duró mi felicidad
la que prometiste serÍa el
principio de nuestra eterna
luna de miel.
Pero si eso es el pago de la
deuda anterior, la pagué con
creces.
Retozarnos como los pájaros
en cualquier lugar del espacio
no podrá ser jamás.
Pero el recuerdo de lo que vivimos
estará siempre conmigo, eso
no me lo podrás quitar.
Gracias por ese pequeño y gran momento.
Gracias por ese pequeño y grande amor.