DOLOR Y DESPEDIDA
La despedida duele como hoja que se desprende en otoño,
sin saber si el viento la llevará a un lugar seguro o a un rincón sombrío.
Es el silencio después de una canción, el vacío que llena el espacio donde antes resonaba una risa, un
abrazo, o la promesa de un \"hasta luego\".
Duele como el último grano de arena en el reloj que no queremos voltear,
como el último capítulo de un libro que no queremos cerrar.
La despedida es el eco de palabras que se quedan flotando en el aire,
es el frío repentino cuando el calor de otra presencia se retira.
Es el cierre de una puerta que alguna vez estuvo abierta,
es la distancia que crece, es la cercanía que se pierde.
La despedida duele en el pecho ,un nudo que no se deshace,
en los ojos que se niegan a llorar, o que lloran sin querer parar.
Duele en el reloj que avanza y en el calendario que no se detiene,
en las fotografías que ahora son solo recuerdos en un marco.
Duele porque es el final de una historia compartida,
es un camino que se bifurca, es un viaje que continúa, pero no igual.
Como duele una despedida, no es solo un adiós,
es también el amor y los momentos que se quedan atrás.
Es saber que la vida cambia, gira y avanza,
y que lo que una vez fue, quizás no será más.
Pero en la despedida hay también una promesa silenciosa,
la esperanza de un reencuentro, la posibilidad de un nuevo día.
Porque aunque duele soltar, el corazón guarda la esencia,
de que cada final puede ser el comienzo de otra historia, otra poesía.
EmilioDr.