No quise ser amante despechado
con celos, suspiros y tormentos,
ayer se terminaron los momentos
de sollozos y amor decapitado.
Bermejos festones realce ponen
al pañuelo bordado con la hilaza
de mi fantasía: mi soñar se abraza
a sueños que más tarde se posponen.
Con monedas de sangre he satisfecho
el pago de intereses por la usura
de un amor al dolor precipitado;
mil veces curé mi corazón maltrecho,
admirando la vida y su premura,
fatigado, declinante y enfadado.