No puedo olvidar el momento mágico
cuando tus ojos brillaron por primera vez.
Desde entonces, mi corazón se ha propuesto
conquistarte cada día incansablemente.
Te traería chocolates de todos los sabores:
brandy, frambuesa, vainilla, almendras, frutos rojos, y flores de mil colores:
rosas, lirios, tulipanes, girasoles y claveles…
todo para ti, mi amor.
Tu nombre es un susurro constante en mis pensamientos,
tu imagen se instala suavemente en mis sueños.
Cada uno de tus gestos, despierta en mí
un tierno cariño, ligado a un fuego
que recorre todo mi cuerpo.
Gracias por cruzarte en mi camino,
por regalarme tu presencia de manera tan espontánea,
por ser la reina que ilumina mis días
con tu risa y tus fotografías.
Me inspiras a amarte sinceramente,
a desearte intensamente.
Y aunque el tiempo pase y la vida cambie,
mi amor por ti será eterno,
incluso en tus días más oscuros.