Mis lagrimas, junto al dolor,
deslizan por mi rostro,
musas de mi candor,
que hieren mi yo interior.
Imposible volar
los cielos,
sin dejar de exaltar
imborrables recuerdos
de amores eternos,
cuyo viaje al más allá,
es excelsa tristeza
que solo la paz, cesará.
Mis lagrimas derraman amor
en un llanto litúrgico,
que se escucha lejos,
en destinos erguidos
en el cielo de Dios.
Gotas que besan mis labios,
humedecen mi garganta,
lugubre soplo del adiós,
que emana y decanta.