Hoy de ti me acordé.
Bien no sé, que te trajo hasta mí.
Pero por primera vez no lloré,
no te odié, no sentí.
Fue como si el viento hubiera
rozado mi pelo.
Como si una nube gris hubiera
atravesado el cielo.
Como si hubiera escuchado un eco.
Tu voz ya no es un murmullo.
Mi amor y cariño tampoco son tuyos,
ni mi dolor, ni mis penas.
Mis alegrías te son ajenas.
Al igual que mis caricias y anhelos.
La pasión se ha ido
y la llama se ha extinguido.
Fuiste un deseo mal cumplido.
Ya hizo cupido su trabajo
y hoy para ti ya no hay lugar.
Ya no siento que perdí.
Hoy me siento triunfadora
porque ahora soy feliz.
Porque no era cuestión de tenerte
si no de tenerme a mí.