Hay jornadas de lumbreras impías
con luces que por no alumbrar queman;
días de soles malos como los corazones
que nos flagelan con sus bochornos, solitarios.
En esos días tu recuerdo impera
cual astro que fulmina desde adentro
con rayos de desesperanza y perfidia;
son filosos cómplices del dolor...
Y hay días tristes, como mi semblante
cuando te ibas de mi lado, días burlones
como tu mueca cuando te ibas de mi lado.
Días, en fin, que son, por decir, puro amor...
porque calientan cuando queman -como tu enfado-
o enfrían como el témpano de tu adiós.