Quiso el poeta unirse
al rocío que caía,
le escribió una poesía
y el rocío, quiso irse,
entonces pensó en el sol
y en un poema escribirle
pero el cielo se nubló,
cambiando a colores grises.
Pensó el poeta escribir
a la tierra y a los ríos,
pero la tierra giró
evitando sus escritos.
Y entonces miró la luna
y le quiso escribir,
y la luna puso fin
y dejó la noche a oscuras.
Fue entonces que pensó
en escribir un poema,
empezó a ordenar las letras
escribiéndole al amor,
pero el amor, se dio cuenta
y en odio se convirtió.
El poeta entristecido
sin saber lo que escribir,
pensó en ir a dormir
y a la mañana seguir,
buscando otros motivos.
Pero el poeta es poeta
y necesita escribir,
no por irse a dormir
seguro mejor despierta.
Si el rocío no lo quiere
ni tampoco quiere el sol,
tampoco querrá el amor
ni la luna lo prefiere,
ni la tierra ni los ríos
han de saber lo que quieren.
Y el poeta escribió
sin pedir permiso a nadie,
que la poesía es un arte
sin lugar a discusión.
Habló en ella de la luna
y también habló del sol,
de la tierra y de los ríos
y escribiéndola, el rocío
sin decirlo regresó.
Todos quisieron formar
parte de ese poema,
y el poeta, escribió
con las mas intensas letras,
porque todo el mundo sabe
que si escribes en poesía
dará igual lo que escribas,
siempre tiene su belleza.