La vida es un instante
que pasa en un momento,
nacemos y morimos
y un soplo es este tiempo.
Por eso hay que vivirlo,
mimarlo con exceso,
sentir cada segundo
como si fuera un eco.
El eco de la vida
que llega de muy lejos,
que viene con nosotros
que somos los viajeros.
Avanza, navegante,
y sigue con el viento,
la estela que la brisa,
dejaron los veleros.
Su rumbo es infinito
y busca nuevos puertos,
no importan las edades
al canto de los remos.
Marchemos por la vida,
hagámoslo sin miedo,
cantando y suspirando
como hacen los pequeños.
Poetas de la vida,
grabad estos momentos,
que vibre vuestra sangre
para escribir sus versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/02/24