La trascendencia de los recuerdos abre su féretro
Una tarde en que la amistad de los viejos tiempos
Es mas que una sombra del arco iris
Ha viajado más allá del hermetismo de la muerte.
La alegría y tristeza humanamente compartida
Se respira como si fuese un sueño incomprensible
Evolución reencarnada con los hilos misteriosos
De la corpórea fugacidad comunicando sus secretos.
Aquel rostro que pintaba una carcajada iluminada
Por la generosidad y el bien dar de su espíritu
Se opaco un día cuando el indescifrable destino
Le arrancó lo que más amaba: su hijo.
Como duele la vida cuando cobra con golpes
Desgarrando la piel, el corazón y las entrañas
De los hombres nobles, piadosos y buenos
Créditos y débitos de la existencia que nos toca.
Nos embriagamos de risas para darle cara
A los designios y propósitos de nuestro tiempo
Anhelamos la honradez e ingenuidad de los niños
Aceptamos lagrimas cual oraciones de la resignación.
Bonhomía con sus fiestas de desprendimiento
La familia celebrando sus ratos más tiernos
Fraternidad perdurando hermanados abrazos
Periplo desconocido para acoderar sin espera.
Cuando un amigo del alma ha partido
Es una estrella murmurando su legado
Sobreviviente de la aventura de haber vivido
Memoria afectiva reencarnada de sus pasos.
EH