Cuando contemplo tu cuerpo extendido
sobre la montaña dormida
me convierto en cuna
y te arropo con mis dudas.
Jugando con mi memoria
con tu belleza almidonada
soy un rayo reluciente
alumbrándote en tu almohada.
Los niños contigo juegan
te ponen ojitos, carita y boquita entreabierta;
tus ojos llorosos preludian gotas de lágrimas,
en las esplendorosas praderas.
El viento te corteja, eres su amante divina,
contigo baila al son del revoloteo alocado
de los diminutos pájaros,
que te cantan melodías de fantasía
en un mundo fantástico.
Sois presente, cuando estáis
unas veces blancas, otras negras
como el alma de los malignos
A veces, no estáis, os marcháis
a la habitación del sueño
con las hadas en el pasado diluido,
otras futuro, esperando que el Dios sol
haga su trabajo.
Sois fe y esperanza,
vida, enamorada de la nostalgia
vosotras, pasajeras del tiempo
Sois el eslabón final de todas las cosas.
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