soñé con la muerte y desperté en la quietud de la noche entre susurros de hojas y estrellas que alumbraban el hoy.
Pienso entonces si mi recuerdo se grabó en aquella profunda melodía del mar, o en el verde de alguna planta que regué.
Estaría quizás en el guiño de una estrella, o en el eco de una tormenta salvaje mientras el relámpago emerge en el eléctrico paisaje.
Soñé con la muerte y con una pesada cruz en mis hombros, no con la sonrisa de mis padres, el consejo de un hermano o el abrazo de un amigo.
Pero me habló la almohada y desperté con ganas de explorar profundas pasiones y emociones, esas mismas que ausentes en aquel sueño, pintan de mil colores aquí, tras el suave beso que me regala la vida.
— Mau Alvarez