Sumergirse en el silencio, intentar asirse
de la luz
con los ojos cerrados,
estremecerse
volviendo al principio…
¡Solo tú!
En cualquier momento, por cualquier calle
sueles aparecer
como ave detrás de algún árbol
o mariposa por encima
de las flores del pasado
¡Solo tú!
Pez del agua que me habla y revolotea
cuando me voy ahogando
por la senda escrita
de la soledad.
¡Solo yo! Entre tanto ruido y tanta gente:
¡Te veo!
Mientras voy caminando por el tiempo,
desgranando
los maíces de mis voces
entre las hojas de mi diario
a donde van a guarecerse del olvido.
¡Solo yo!
Aun llevo las manos como ciervos
locos
detrás de tus rastros y tus manos
húmedas.
¡Ah, este silencio que se adhiere como piel!
Que va cubriendo
todas las desnudeces que va dejando
el aire agónico
con el que a duras penas
sigo.
¿Volverás?
¡Vuelve!
Seguiré esperando.