Reb Liz

El Profesor y La Alumna: CapĂ­tulos 23, 24 y 25

Capítulo 23: Primer Encuentro Íntimo

 

Narra Ayelen

 

Estábamos sumidos en un beso apasionado, nuestros labios buscándose con ansias, cuando de repente siento su mano deslizándose lentamente por mis brazos, hasta llegar a uno de los tirantes de mi blusa blanca. Sin dejar de besarme, lo baja con suavidad, revelando un poco más de mi piel.

 

- Lo siento, me dejé llevar - dice él, con una expresión de disculpa en su rostro.

 

- No te preocupes - le sonrío, transmitiéndole confianza.

 

Mientras continúo besándolo, mis manos encuentran los botones de su camisa y los desabrocho uno a uno, sintiendo la calidez de su piel bajo mis dedos.

 

Tomas rodea mi cintura con sus brazos, apretándome contra él con ternura y deseo.

 

- ¿Estás segura? - me pregunta, su voz llena de preocupación.

 

En ese momento, me quedo bloqueada, sintiendo una mezcla de emociones y pensamientos confusos.

 

- ¿Segura? - repito, tratando de encontrar una respuesta clara dentro de mí.

 

- Estoy lista - respondo, dejando que mi sonrojo revele mi nerviosismo y excitación.

 

Tomas me carga en sus brazos con facilidad, y yo rodeo su cadera con mis piernas, sintiendo la fuerza y seguridad de su abrazo. Nos dirigimos hacia la habitación, nuestros labios aún unidos en un beso apasionado. Mientras avanzamos, jugueteo con su cabello, despeinándolo ligeramente, sin poder evitar sonreír ante la sensación de complicidad y deseo compartido.

 

Una vez en la habitación, apenas tengo tiempo de notar la tenue luz que ilumina el lugar y la suave fragancia que impregna el aire. Me recuesta con delicadeza sobre la cama, sintiendo cómo su cuerpo se posa sobre el mío con la misma delicadeza y cuidado.

 

- ¿Estás lista? - pregunta, mirándome a los ojos con intensidad.

 

Un escalofrío recorre mi espalda y él lo percibe de inmediato.

 

- ¿Segura de que quieres hacer esto? - pregunta, su voz llena de preocupación y respeto.

 

- Tengo un poco de miedo, es mi primera vez - confieso, sintiendo la necesidad de ser honesta - Pero sí quiero hacerlo.

 

- No te preocupes, amor - dice él, su voz suave y reconfortante - Te cuidaré y estaré contigo en cada momento.

 

- ¿Me va a doler? - pregunto, nerviosa por lo desconocido.

 

- Seré cuidadoso, ¡te lo prometo! - responde, acariciando suavemente mi mejilla.

 

- ¿Confío en ti? - digo, dejando escapar una sonrisa nerviosa pero llena de confianza en él.

 

Tomas desliza sus labios por mi cuello, dejando un rastro de besos que despiertan un cosquilleo en mi piel. Luego, continúa descendiendo por mi hombro, bajando lentamente por mi pecho y abdomen, deteniéndose en cada lugar con delicadeza.

 

- ¿Estás segura de que quieres que siga? - dice, mirándome a los ojos, buscando mi consentimiento en cada paso.

 

- Sí - respondo, asintiendo con la cabeza, sintiendo cómo mi respiración se vuelve más entrecortada.

 

Él continúa besándome, descendiendo aún más, hasta que se posiciona entre mis piernas, creando una sensación de anticipación y deseo que me envuelve por completo.

 

Mis manos se aferran suavemente a las sábanas mientras siento una mezcla de nervios y emoción recorriendo todo mi cuerpo. La mirada intensa de Tomas se encuentra con la mía, buscando una confirmación final antes de seguir adelante.

 

- Confío en ti, Tomas - susurro con determinación, sintiendo cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho.

 

Él me sonríe con ternura y suavidad, transmitiéndome una sensación de seguridad y amor incondicional. Sus manos acarician suavemente mis muslos, dejando un rastro de electricidad en su camino. Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, confiando en que él cuidará de mí en este momento tan especial.

 

Con cada caricia y cada beso, el mundo a nuestro alrededor se desvanece, dejando solo espacio para nosotros dos. El tiempo se ralentiza mientras nos entregamos el uno al otro, explorando nuestros cuerpos y nuestras almas en una danza íntima y apasionada.

 

Cada movimiento es cuidadoso y gentil, como si Tomas quisiera grabar en su memoria cada detalle de este momento. Su ternura y consideración me hacen sentir amada y protegida, disipando cualquier temor o inseguridad que pueda haber tenido.

 

A medida que avanzamos, nuestras respiraciones se entrelazan en un ritmo sincronizado, creando una sinfonía de pasión y entrega. Cada gemido y susurro se convierte en una melodía que solo nosotros dos podemos escuchar, sumergiéndonos aún más en la profundidad de nuestra conexión.

 

El placer se intensifica y se entrelaza con el amor y la confianza que compartimos. Cada sensación es intensa y nueva, dejándonos sin aliento y anhelando más. Nos perdemos en el éxtasis del momento, dejando que nuestros cuerpos y emociones se fusionen en una experiencia única y transformadora.

 

Después de alcanzar el clímax juntos, nos quedamos abrazados, sintiendo el latido de nuestros corazones en perfecta armonía. El silencio se llena de un amor infinito y una complicidad que solo puede ser compartida entre dos almas que se han entregado por completo.

 

- Te amo, Ayelen - susurra Tomas, acariciando mi cabello con dulzura.

 

- Y yo te amo a ti, Tomas - respondo, sintiendo cómo una sonrisa radiante se dibuja en mi rostro.

 

Nos quedamos así, enredados en un abrazo cálido y reconfortante, disfrutando de la paz y la plenitud que nos brinda este momento tan especial. Sabemos que este es solo el comienzo de nuestro viaje juntos, lleno de amor, crecimiento y aventuras compartidas.

 

Y así, en ese momento de intimidad y conexión profunda, siento que hemos dado un paso importante en nuestra relación, construyendo un lazo aún más fuerte y duradero. Estoy emocionada por lo que el futuro nos depara y agradecida por haber compartido este momento tan especial con la persona que amo.

 

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Capítulo 24: Un Momento Especial

 

Narra Tomas

 

Mientras nuestros labios se encuentran en un beso apasionado, no puedo evitar sentir una mezcla de emociones abrumadoras. Cada caricia que deslizo por los brazos de Ayelen y cada movimiento que hago para bajar el tirante de su blusa están llenos de amor y deseo desbordante.

 

- Lo siento, me dejé llevar - le confieso, sintiendo una ligera vergüenza por haberme dejado llevar por el momento.

 

Su sonrisa tranquilizadora me reconforta, haciéndome sentir que todo está bien.

 

Continúo besándola mientras ella desabrocha mi camisa, dejando que sus manos suaves y delicadas exploren mi piel. La forma en que Ayelen se aferra a mi cintura y se aprieta más contra mí me llena de una sensación de conexión profunda y deseo mutuo.

 

- ¿Estás segura? - le pregunto, preocupado por su bienestar y comodidad.

 

Verla bloqueada por un momento me hace dudar si estoy avanzando demasiado rápido. Quiero asegurarme de que ella esté lista para dar este paso conmigo.

 

- ¿Segura? - repito, buscando su confirmación.

 

Cuando ella responde que está lista, mi corazón se llena de alegría y emoción. La cargo en mis brazos con cuidado, sintiendo el roce suave de sus piernas alrededor de mi cadera. Cada beso que compartimos en el camino hacia la habitación aumenta mi deseo y amor por ella.

 

Al llegar a la habitación, apenas puedo apartar la mirada de sus ojos. Quiero asegurarme de que esté completamente cómoda y lista para dar este paso importante en nuestra relación. Su temblor me indica que hay una mezcla de miedo y excitación en su interior.

 

- ¿Segura de que quieres hacer esto? - pregunto, buscando su consentimiento y queriendo asegurarme de que se sienta segura y protegida.

 

Cuando ella confiesa su miedo y su deseo de seguir adelante, mi instinto de protección se activa. Quiero asegurarme de que su primera vez sea especial y que se sienta amada y cuidada en todo momento.

 

- No te preocupes, amor - le digo, intentando transmitirle tranquilidad - Estaré a tu lado y te cuidaré en cada momento.

 

Cuando ella pregunta si le dolerá, quiero asegurarle que seré cuidadoso y gentil con ella.

 

- Seré cuidadoso, ¡te lo prometo! - le aseguro, deseando que confíe en mí y se sienta segura en mis manos.

 

Cuando ella sonríe y me confiesa su confianza, mi corazón se llena de gratitud y amor por ella. Comienzo a explorar su cuerpo con besos suaves, sintiendo cómo su piel se eriza bajo mis labios. Cada movimiento que hago es lento y cauteloso, buscando su consentimiento en cada paso.

 

- ¿Estás segura de que quieres que siga? - pregunto, buscando su mirada para asegurarme de que está lista.

 

Cuando ella asiente y responde afirmativamente, siento una mezcla de excitación y responsabilidad. Quiero hacer de este momento algo especial para ella, algo que siempre recordará con amor y felicidad.

 

Continúo besándola y explorando su cuerpo con devoción, sintiendo cómo nuestras almas se entrelazan en un momento de profunda conexión y amor.

 

Cada beso y caricia nos envuelve en una esfera de intimidad y pasión, donde solo existimos nosotros dos. El tiempo parece detenerse mientras nos entregamos el uno al otro, explorando cada rincón de nuestros cuerpos con ternura y deseo.

 

Mis manos acarician suavemente su piel, siguiendo cada curva y contorno con reverencia. Cada gemido y suspiro que escapo de sus labios alimenta mi deseo de darle placer y hacerla sentir amada en cada momento.

 

Nos movemos en perfecta armonía, sincronizando nuestros cuerpos en un baile lleno de pasión y entrega. Cada roce, cada contacto, es una promesa de amor y conexión profunda. Nos sumergimos en un océano de sensaciones, sin miedo a dejarnos llevar por el placer y el éxtasis compartido.

 

En medio de nuestra unión, nuestras miradas se encuentran, transmitiéndonos un amor y una complicidad que solo nosotros entendemos. Cada vez más cerca del clímax, nuestros corazones laten al unísono, como si fueran el eco del amor que compartimos.

 

Y finalmente, en un instante de éxtasis, nos perdemos en la cima del placer, fusionando nuestros cuerpos y almas en un momento de pura conexión y amor. El mundo se desvanece a nuestro alrededor, dejando solo espacio para nuestra unión y la intensidad de nuestras emociones.

 

Después de alcanzar el clímax juntos, nos abrazamos con fuerza, sintiendo la calidez de nuestros cuerpos entrelazados. Las palabras se vuelven innecesarias mientras nos sumergimos en la tranquilidad y la satisfacción de haber compartido un momento tan especial.

 

- Te amo, Ayelen - susurro, sintiendo cómo mi voz se llena de amor y gratitud.

 

- Y yo te amo a ti, Tomas - responde ella, su voz llena de ternura y felicidad.

 

Nos quedamos enredados en nuestros brazos, disfrutando de la cercanía y la intimidad compartida. Sabemos que este momento no solo marca el inicio de nuestra vida sexual juntos, sino también el fortalecimiento de nuestro vínculo y el amor que nos une.

 

En ese momento, me siento agradecido por tener a Ayelen a mi lado, por la confianza que ha depositado en mí y por el amor que compartimos. Sé que este es solo el comienzo de una historia llena de momentos especiales y aventuras compartidas.

 

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Capítulo 25: El Despertar de los Sentimientos

 

Narra Ayelén

 

Al despertar a la mañana siguiente, me encontré envuelta en los brazos de Tomás. Sentí una repentina vergüenza al verme desnuda, así que rápidamente me tapé.

 

- ¿Qué sucede, cariño? - preguntó él, besando mi frente.

 

- Es que me siento avergonzada - dije tímidamente.

 

- No deberías avergonzarte - respondió con ternura.

 

- ¿Qué hora es? - pregunté.

 

- Son las 10:50 am - dijo.

 

- ¡Es tarde! Dijimos que estaríamos de vuelta a las 8:30 am - exclamé.

 

- Algo me dice que tendré problemas con mi suegro - dijo él.

 

- No digas tonterías en un momento como este - le reproché, golpeándolo en el brazo.

 

- Si sigues haciendo eso, no me quedará brazo - se rió.

 

- ¡Tenemos que arreglarnos rápido! - dije apresurada.

 

- ¡Sí! - respondió él.

 

- Espera un momento - dije, cerrando los ojos - Ahora sí.

 

- ¿Por qué cierras los ojos si anoche fuimos uno solo? - preguntó.

 

- Aún siento mucha vergüenza - dije tímidamente, tapándome con las sábanas.

 

- Voy a ir a la habitación que está al fondo para que puedas cambiarte aquí, ¿está bien? - dijo Tomás.

 

- Sí, está bien - respondí.

 

Luego vi cómo Tomás salió de la habitación.

 

Anoche fue maravilloso, nunca me arrepentiré de lo que sucedió. Amar a alguien con tanta intensidad, ser suya.

 

¿Será que mi padre me mate cuando llegue a casa? Mejor me apresuro - pensé. Luego me duché y me cambié.

 

Mientras me vestía, mi mente se llenó de pensamientos y emociones encontradas. Sentía una mezcla de felicidad, por haber compartido ese momento íntimo con Tomás, y de preocupación, por las posibles consecuencias que podrían enfrentar. Pero a pesar de todo, no podía negar la intensidad de lo que sentía por él.

 

Una vez lista, salí de la habitación y me encontré con Tomás, quien me esperaba con una sonrisa en el rostro.

 

- Estás hermosa - dijo él, acercándose para darme un beso en la mejilla.

 

- Gracias - respondí, sintiéndome un poco más tranquila.

 

Nos dirigimos hacia la puerta, listos para enfrentar lo que viniera. Sabíamos que no sería fácil, pero estábamos dispuestos a luchar por nuestro amor. Juntos, caminamos hacia el futuro, sin importar los obstáculos que se interpusieran en nuestro camino.

 

Narra Tomás

 

Mientras salía de la habitación, mi mente se llenaba de pensamientos y emociones encontradas. Anoche fue una experiencia increíble, nunca había sentido una conexión tan profunda con alguien. Amar a Ayelén con tanta intensidad me asusta un poco, pero también me llena de felicidad. No me arrepiento de lo que sucedió entre nosotros, pero sé que enfrentaremos desafíos difíciles. ¿Qué pensará su padre de todo esto? ¿Cómo lidiaremos con las posibles consecuencias? A pesar de las preocupaciones, no puedo negar que estoy dispuesto a luchar por nuestro amor. Ayelén es especial, y quiero estar a su lado sin importar lo que suceda. Juntos, enfrentaremos lo que venga y construiremos nuestro propio futuro.

 

Ponemos todo lo que trajimos en el coche y nos subimos, listos para regresar.

 

- ¿Tomás? - dice Ayelén.

 

- Dime - contesto.

 

- ¿De quién es esta cabaña? - pregunta.

 

- Es tuya - digo sonriendo.

 

- ¿En serio es tuya? - pregunta sorprendida.

 

- Sí, la compré después de nuestra primera semana de citas - digo. - Pensé que necesitábamos un lugar para nosotros... si quieres, podemos venir aquí después de casarnos.

 

- Me encantaría - dice.

 

Nos besamos apasionadamente.

 

- ¿Vamos? - pregunto.

 

- ¡Sí! - exclama.

 

Y nos dirigimos a la casa de Ayelén.

 

- ¿Papá? - dice ella. - Ya llegamos.

 

- Parece que no hay nadie - digo.

 

Mientras caminamos hacia la puerta, siento una mezcla de nervios y emoción. Aunque el padre de Ayelén ya sabe de nuestra relación, todavía no sabe que hemos tenido intimidad. No sé cómo reaccionará cuando se entere de lo que ha sucedido entre nosotros. Pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío por estar con ella. Juntos, nos apoyaremos mutuamente y construiremos nuestro propio camino. Estoy ansioso por ver cómo se desarrollarán las cosas y qué nos deparará el futuro.