Llegaste un día a nuestro barrio
de donde venías no recuerdo
tu familia se instaló cómodamente
en un ranchito con techo de pajas
con una galería en el frente
En el vivía un anciano
que nadie sabe adónde se fue,
desapareció una noche de invierno
dejó todo abandonado.
Volvió a llenarse de ruidos,
cuando ustedes llegaron,
porque el viejo era fiestero
y musiquero estruendoso,
que se silenció abruptamente.
Tu familia, eran un grupo
con chiquillos alborotadores.
vos resaltabas con tu mirar cristalino,
unos bellos ojos negros juguetones,
una quinceañera sin belleza fulgurante,
que llamabas la atención
Nosotros, unos muchachitos simples
pobretones como ustedes,
nos vimos tocados con tu presencia.
En nuestra ingenuidad te presumíamos
¿te sentías una diosa? Lo parecías
Jugabas con nuestros sentimientos
“Como juega el gato maula,
con el mísero ratón”
Un día, tu familia alzó el vuelo
poniendo al barrio en distancia
pero quedó tu recuerdo,
junto al fin de nuestra infancia.