José Ángel Pineda

Se percibe de lejos

Se percibe de lejos
la blancura.
Cuando leo tu frente con mis manos,
siento que tus cabellos largos
se deslizan cual cascada
golpeando el pecho mío.

Tu rostro es hermoso y simple
como un halo disipando el hastío…,
y se yerguen las idas ilusiones,
en su devenir fragante
la dulzura transforma
las divagaciones,
en la tenue claridad de los deseos…

Los abrazos que iluminan
el sentido fehaciente de la vida
deslumbrante,
como las ondas del delirante espacio,
la música sonora de la noches
de las aves del día…

Cómo lo intenso y melodioso
de tu alma va subiendo con ternura
y el palpitando una calma y creciendo,
acelerando las pasiones…
culmina un presto, con voz penetrante,  
que incendia las estrellas, con locura.
suave como tus dedos,
que piensan tocar en harmonía
el consonante acorde de tus labios,
los míos, que ven la simetría de los ritmos,
de todos los sentires nuestros;
tan simples, tan abstractos, misterios
delicados, pianos en tus manos
de oídos prodigiosos que saben escuchar,
que aprenden a saber, que enseñan
a ensayar los lentos, los silencios.