Sin buscarte te encontré
porque tú viniste a mí
y en tu seno descubrí
que yo siempre te esperé.
Me gustó tu cielo azul
que arropó este mi existir
donde siempre he de vivir
con tu savia de gandul.
Y en mis ojos se quedó
tu belleza sin igual
como la lluvia invernal
que la piel humedeció.
¡Qué decir del ancho mar,
qué decir de tu jardín
si eres como un Serafín
que de amor sabes bañar!
¡Qué bonito cafetal,
con sus ramas, con su flor,
con su música y folclor,
de carácter ancestral!
¿Patria mía, cómo estás?
¡Quiero verte yo feliz
libre como codorniz!
Pero… ¡Cuándo volarás!