Canto del Ocaso
Cuando el día se inclina hacia su final sereno
Y el cielo se viste de tonos pastel
El atardecer despliega su canto pleno,
En un rayo de luz que parece venir del cielo.
El sol, un farol dorado y cansado
Desciende lento, en un bajar sosegado
Pintando en el lienzo del horizonte agitado
Un adiós de colores, tiernamente bordado.
Se oyen las aves, en coro despidiendo
Al día que se va, con gratitud comprendiendo
Que tras cada final, hay un nuevo comienzo
En el ciclo eterno, perpetuo y extenso.
Las nubes, algodones teñidos de fuego
Flotan en el cielo en un tranquilo juego.
El viento murmura entre las hojas un ruego
Y el mundo se aquieta, en un abrazo ciego.
El atardecer, un puente entre el día y la noche
Es testigo del tiempo, que en silencio se acerca.
Las estrellas, tímidas, pronto harán su derroche
Y la luna, gobernante, su reinado ejerce.
La luz se hace tenue, invitando a la calma
El día ha entregado toda su alma.
En el canto del ocaso, hay una dulce pausa
Un momento de reflexión
que el corazón embalsa.
El cielo ahora es un lienzo de nostalgia
Cada pincelada es una memoria que abraza.
Al final, bajo el manto que la noche enlaza
El atardecer se convierte en una linda casa.
ElidethAbreu