Como si una mañana
anduviera solo
tras ir por nada,
por nadie.
Como si una mañana
se rompiera el espejo
y viera la muerte cara a cara,
como si mis labios se convirtieran
en rosas ahogadas en miel
en espinas que buscan tu boca,
andaría descalzo encima de las brasas
de tu cuerpo caliente,
traspasarlo hasta llegar a las tierras
heladas
en busca del génesis
de la primera poesía del mundo
del primer llanto de las estrellas
de la primera gota que crea los océanos
del primer puñado de arena que inunda
los mares y crea los desiertos.
Como si una mañana
me perdiera en la niebla,
seguiría caminando
a través del aire,
en busca de la
primera sangre
del primer sonido.
del primer verbo
que me puedan guiar mis pasos,
que me pudieran revelar
los arcanos de la vida, de la muerte.
Como si una mañana
los árboles me señalaran el camino
hacia la certeza de tu cuerpo
abrazado por la serpiente
y pudiera matarla
para que así volvieras
a la inocencia.
Como si una mañana
tus labios fueran infierno y témpano
tu cuerpo,
jardín y cárcel,
tus ojos
derramando lagrimas
como lluvia
que limpiara las almas
como agua que ahogara
el mundo.
Si una mañana no despertara
como si todo fuera un sueño.