(Soneto blanco)
El eco de tu risa me subleva,
enciende mis antojos más ocultos,
acaricia la boca del deseo,
del deseo naciente de mi numen.
El eco de tu risa es un manjar,
alimento que fluye por mi oído;
delicia sensorial que me subyuga
desperdigando encanto en los albores…
Mis días iluminas con amor,
con trinos de tu boca inexorable.
Bonhomía es tu risa en lo perenne.
Fresca nota melódica en la boca
de mis ayes de anhelos suspirosos.
¡Es simplemente el eco de tu risa!