Prometí no escribir hasta que volviera aquello que me hacia vivir.
Por eso en este momento recordé este lindo poema:
me perdí en su mirada,
es que el color de sus ojos me encantan,
no eran ni azules, ni verdes
Eran color café,
café que quita el sueño,
café que produce desvelos…
Es en ese momento que me di cuenta que te escribiría uno y mil poemas porque tu eres el café que quiero probar todos los días