En el tablero del amor, dos almas juegan,
con pasiones como piezas, ambos se entregan.
Como reinas y reyes en su danza van,
con movimientos de amor en cada plan.
Sus miradas se cruzan como en un jaque,
cada gesto… un susurro, un ataque.
El corazón late al ritmo del juego,
entre peones y torres se hace el fuego.
El alfil se desliza en su cortejo,
mientras el caballo salta tras su deseo.
La dama radiante, gana terreno,
y el rey, vulnerable, siente su freno.
En este duelo de pasión y razón,
el amor se revela, sin condición.
Y en el tablero del amor sincero,
dos corazones se encuentran prisioneros.
En cada casilla, un sentimiento,
en cada movimiento, un lamento.
Pero también hay risas y alegría,
cuando se da el mate todo es algarabía.
Cada jugada es un paso adelante,
cada error, una lección para los amantes.
Y así, en este juego sin final aparente,
se encuentran dos almas eternamente.