nachosol

TENDINITIS AQUILEA

Oh, dardo infernal que Paris me arrojó

con saña, inquina y rencor,

toda la envidia de Apolo

a mi sueño de amor.

Oh, dolor, me acaricia con alfileres,

mis huellas antes perfectas

ahora son fango desgarrador.

La alameda se aleja con sus rostros

de terror, sienten al verme: lástima

y compasión. Mis pasos se tornaron

hacia el solitario Sóleo

con sus hermanos gemelos

derribaron al hueso calcáneo del talón

y allí se hundieron en un profundo dolor.