No vislumbro soledades
al llegar a esas orillas donde quiero
sentirme por ti acompañado.
Allí habitará el olvido y habrá luces nuevas.
Que mi nombre renazca en tu aurora roja
sin lápida en piedra que recuerde nada
y que el viento se lleve nieblas…
y tenga la fuerza de nuevos afanes.
Cuando nos arrimemos a esas orillas,
que haya culminado todo lo añorado
y que las almas se sientan cumplidas…
así… juntos y tomados de las manos.