Viene el cansancio y pesan los hombros
Viene, y se agota la energía del día
Hacer las cosas por compromiso y verlas irse
Las conexiones todas derivan en descenso
Mirar los ojos a quién, siempre a quién
Y ya no alcanzan las miradas
Los grados de la culpa son iguales, dice el condenado
Dejar para aligerar los hombros
Aprovechar el sino de los elementos y los sentidos
El silencio ya no ocupa su espacio
Los abismos buscar el rojo de lo moribundo
El naranja es el color divino
Y aprendemos porque es parte de esta inmanencia
Cansados de caer, quizá solo quede elevarnos
No somos acaso agradecidos
Tal vez ya entregamos todo lo posible y nada queda
Todo cayo y las cenizas están sedientas
Este límite estaba escrito
Como también la atadura que vibra en desatarse
Al final estamos vivos para nosotros
Y nadie da lo que no tiene
Buscamos un saber y un decir
No encontramos nada
Solo errores que en tiempo distinto nunca cometimos
Mentiras y verdades qué más da
Arrancamos la costra de heridas
Porque no hay amor hacia dentro
Solo hay ilusión a puño cerrado
El cuerpo canta y avisa
Saber el fin de cada uno
Con los ojos puestos en la serpiente vestida inofensiva