Tiempos de antaño,
Ya hace años,
Nobles y vasallos,
Conviven con sus lacayos,
Riquezas poseen,
Los muy avaros,
Con tributos ensangrentados,
A sus leales aldeanos,
Dentro de ese mundo,
Surge una historia,
Maravillosa,
Entre una dama,
Y un caballero,
Preciosa,
Y hermosa,
Con ojos,
Del color del mar,
Con vestido de princesa,
Y sus pies,
Cubiertos de terciopelo.
Luciendo el pelo,
Color del sol,
Dejando rastro,
Tras ella.
Un hidalgo caballero,
Aparece,
Y ve a tan bella flor,
Que enmudece,
Ni una palabra,
De su boca sale,
Y se pregunta,
De que castillo,
Ha salido,
Tan linda flor,
Donde estaba,
Cuando ella nació,
Hermosura luce,
Belleza inmensa posee,
Y yo tan feo,
Como me va a querer,
Tan bella mujer,
A un caballero,
Que riquezas no poseo,
Con una humilde morada,
Y un caballo llamado Centella,
No por su rapidez,
Si no por su estilo,
Y color,
Mis dudas tengo,
Si la dama,
¿En mi se fijará?,
O me ignorará,
Intento haré,
Mas no se si lo lograré.
La dame al verlo,
Le hace llamar,
Con espada presta,
Cabalga a su presencia,
Ni el calor,
Ni el granizo,
Al llamamiento,
Faltaría,
Ante tanta lindeza,
Que parece de la realeza,
Mi corazón palpita,
Deseando llegar,
A su lado,
Sin tardar.
Por fin,
A su lado estoy,
Angustiado,
Y enamorado,
Enfermo de amor,
Me encuentro,
Soy galan domado,
A primera vista,
Conquistado,
Por una dama,
De alta alcurnia,
Mas de rodillas,
Me postro,
Por respeto,
Y Pleitesía,
Mas me pregunto,
¿Qué destino me espera?
Que me platicará,
La dama,
Ausente se le ve,
Mas ni una palabra dijo,
Observando se queda,
Pensando,
Que tendría en su mente,
Si equivocada estaba,
O no,
Cuando me citó,
Mi cabeza,
Piensa mal,
No me extraña,
Resultado espero,
La espera,
Breve fue,
Larga se hizo,
Una invitación,
Me entrego,
Para ir a su castillo,
A asistir,
De gala,
Y bien vestido,
Para una fiesta,
Presentarme,
Tras mi nombre pedir,
Y anotarlo,
Con una pluma,
Con forma,
De corazón.
Esperó,
Que de un comienzo sea,
Y el suelo,
Con ella,
Cumplido se vea.-