Bajo el enrevesado arte de amarte
he consumido gota a gota tu dicha,
he luchado con mil monstruos a la vez,
he contemplado los tonos más alegres de tu arcoíris.
Esposa mía, amada mía, celosa mía...
aún no puedo con todos tus encantos,
somos dos títeres de este amor sangriento,
somos dos amantes solos, con una soledad
inexistente, excluida de este universo fútil.
Has desafiado todos mis defectos,
te has atrevido a consolar mis penas
curando una a una todas mis heridas...
Soportando lo insoportable del silencio.
Y aquí estamos juntos, como mil veces
en una sola vez... en la misma escena
donde volvería a nacer en tus brazos,
consumiéndome todo el aroma innato
de tu piel, deslizándome por tu pecho
empinado y mesurado sin descanso.