Te he visto, mariposa,
pasaste por mi lado,
hacía muchos días
que andaba solitario.
Al verte, mis ojitos,
de pronto se alegraron
vestían de amarillo
tus alas y tu paso.
Dejabas la ternura
que a mi me ha cautivado
y hacías mil piruetas
en baile simulado.
No sé por qué motivo
soñé que iba a tu lado,
subido, entre tus alas
de plata, y suspirando.
Los niños siempre sueñan,
los hombres son más blandos,
quizás dejan en versos
los sueños añorados.
Por eso, mariposa,
soporta mi descaro
y llévame contigo
en vuelo por los campos.
Subamos a la iglesia,
también al campanario
y deja que susurre
tu nombre entre mis labios.
Hagamos de los días
el sueño del verano,
aquel que en nuestra infancia
quisimos y soñamos.
Yo sueño, mariposa,
contigo y tu regazo,
sintiendo tus latidos
llamar en mi costado.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/24