Una canción de otoño,
ocres, verdes, cobrizos
y una melena desenfrenada
cubren un rostro bajo la sombra
de la espadaña.
Y yo leyendo a Cortázar no entiendo nada,
mil ojos descienden por la explanada
en cascada, ávidos al fuego del crepúsculo
de una anochecer de un otoño en calma.