Nuestras miradas se encontraron, en aquel parque de Encuentro Espiritual, hace ya un cuarto de siglo que fue, y nació una amistad con deseos peculiares.
La llama del deseo se encendió, entre versos y palabras que flotaban en el aire, en aquel lugar lleno de magia y conexión, concepción de poesías en la mente de ambos.
Las palabras se hilaban como hilos de seda, enredándose en el alma y el corazón, creando versos entrelazados de pasión, una danza sublime de sensaciones y emociones.
Las tardes de café y letras se volvieron sagradas, nuestros silencios se hicieron cómplices, los muros se derrumbaron y dejaron espacio, para una amistad donde el deseo era el protagonista.
En cada poema, nuestros sueños se entrelazan, como hilos dorados tejiendo un tapiz divino, donde la pasión y la amistad se fusionan, creando un universo paralelo lleno de magia y encanto.
Han pasado tantos años desde aquel encuentro, pero el deseo sigue ardiendo en nuestras almas, nuestra amistad ha perdurado a través del tiempo, y nuestros poemas siguen siendo una obra de arte.
Por siempre seremos poetas unidos, amigos con un vínculo único y especial, nuestras palabras seguirán bailando en el papel, mientras que el deseo nos guía por este viaje eterno.