RICARDO V

La carrera del amar

¡Tiempo atrás me enamoré!

¡Tiempo atrás tuve un amor!

Ya es un amor de recuerdo.

Ya es una historia en el tiempo

que vive con cuerpo eterno

en un rincón de memoria

y me continúo viendo

prendido de aquella historia.

 

Consciente del desafío

que todo amor nos traslada

me embarque en esa carrera,

que por muy dura que fuera,

de ganarla y superarla

estaba yo convencido.

Corría por una playa

con destino el infinito.

 

El brío que me embargaba

pronto se fue convirtiendo

en objeto de avasalle

de todos los elementos

por mí nunca imaginables.

Pero aun así yo corría

cegado por su veneno

que era ese amor que sentía.

 

La mar poniéndome trabas

con su vaivén de mareas.

La arena, seca o mojada,

disimulaba mis huellas,

y el sol, castigo del cielo,

con una envidia implacable,

se unió a la fuerza del viento

volviéndome vulnerable.

 

Más yo seguía corriendo

sintiéndome tan capaz

que no temía los peros,

ni las trabas, ni tropiezos

que contuviera el amar.

Pero siempre hay contrarios

valedores de frustrar

mi esfuerzo de enamorado.

 

A pesar de mis denuedos

me pudo la realidad.

Yo la amé, más ella, creo,

no me quiso de verdad,

y es que yo corrí soltero

olvidando que en amar

el correr solo es un reto

difícil de conquistar.