¡Tiempo atrás me enamoré!
¡Tiempo atrás tuve un amor!
Ya es un amor de recuerdo.
Ya es una historia en el tiempo
que vive con cuerpo eterno
en un rincón de memoria
y me continúo viendo
prendido de aquella historia.
Consciente del desafío
que todo amor nos traslada
me embarque en esa carrera,
que por muy dura que fuera,
de ganarla y superarla
estaba yo convencido.
Corría por una playa
con destino el infinito.
El brío que me embargaba
pronto se fue convirtiendo
en objeto de avasalle
de todos los elementos
por mí nunca imaginables.
Pero aun así yo corría
cegado por su veneno
que era ese amor que sentía.
La mar poniéndome trabas
con su vaivén de mareas.
La arena, seca o mojada,
disimulaba mis huellas,
y el sol, castigo del cielo,
con una envidia implacable,
se unió a la fuerza del viento
volviéndome vulnerable.
Más yo seguía corriendo
sintiéndome tan capaz
que no temía los peros,
ni las trabas, ni tropiezos
que contuviera el amar.
Pero siempre hay contrarios
valedores de frustrar
mi esfuerzo de enamorado.
A pesar de mis denuedos
me pudo la realidad.
Yo la amé, más ella, creo,
no me quiso de verdad,
y es que yo corrí soltero
olvidando que en amar
el correr solo es un reto
difícil de conquistar.