escóndete, escóndete en mis rocíos frescos
cual alba que murmuras en mi oído pétreo
existe una guerra en mis labios y en mis manos
aspira y obtén de mi boca sustento, mi alma sostén en tu cuerpo
entraña atisbos de vida, genera estrellas en tierra
palpa con ligereza los mantos negros, suspíralos y luego
bajo lívida la luna, morosa sobre ambos
un hogar crea en mi pecho
permítete transmutar con mis entrañas, alimentarte de ellas y
ámame una noche de estas, que con celambre
la diosa de plata nos observa