Recordar la orfandad de mis sueños
en los años ociosos de la juventud,
sin fronteras en los silencios deshojados,
eso, eso me hace volver a sentir.
Recordar el refugio de aquella mirada,
distante de las miserias mundanas,
brillando su magia en el ámbar dormido,
eso, eso me hace volver a vivir.
Recordar los anhelos propios y ajenos,
abrigado en el umbral de los suspiros,
en noches bohemias sin amaneceres,
eso, eso me hace volver a fluir.
Recordar la impaciencia del tiempo,
como estampida de memorias oscuras,
con el despojo de mis pocas alegrías,
eso, eso a mi edad me hace sufrir.
Esto quedará en el cáliz de mis recuerdos,
en mis momentos mustios de silencio,
en los rincones deshabitados de mi mente,
en las batallas perdidas de la edad.
Andrés Romo
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