Lea Nieves Torres

A lomo de mula

Por aquí parece que los amantes de la guerra, los que se benefician de ella, como se benefician los parásitos de cualquier organismo vivo o muerto, no quieren dejar de beneficiarse de esta nefasta costumbre de la humanidad; parece como si sintieran un gran placer en hacer daño,en derramar sangre, en separar familias, en ver llorar a los niños; en sembrar la miseria, la pobreza, la tristeza, la ruina el abandono por doquiera...

Después de terminadas las labores del día, enpequeña la finca,Antonio y Samira se dispusieron a descansar. estaban casados hacía 16 años sus cuatro hijos menores estaban pequeños, pero los tres mayores se encontraban estudiando en sitios apartados. Corrían los años 50, la ruralidad se extendía con su nerde manto por doquier; los ríos exibían su cristalinos caudales  de agua por doquiera; los viajes se hacían a pie, a lomo de mula, de caballo, o ambos. Las trochas eran el pan de cada día. Los terratenientes, como hoy, poseían grandes extensiones de tierra, improductiva en su mayoría, pues era costumbre visitar sus tierras en vacaciones, ir al río más cercano a pescar deportiva o a cazar especies nativas. Era el tiempo en que  tanto los niños como las niñas estaban en contínuo contacto con la Naturaleza, por lo cual eran muy listos, muy despiertos; de repente se sentían o parecían que nacían grandes...

Unos golpes groseros a la puerta de la casa de campo se oyeron de repente. ¿Quién es?_ mientras se sembraba la casa de bareque quién es preguntó Antonio eso no importa contestaron desde afuera abrió eran los chulavitas me han contado que usted es de la chusma liberal yo no soy de ninguna chusma soy liberal pero no pertenezco a ninguna chusma la política es diferente de la guerra venimos a matarlo contestó el jefe a matarlos contestó el jefe ustedes verán contestó Antonio mi esposa es conservadora y yo soy liberal Y tenemos niños pequeños contestó el hombre vaya vaya la señora permaneció en silencio en el rellano de la puerta era una morena delgada de facciones finas de bellos ojos marrón y tara inteligente descendiente de los esclavos cimarrones igual casi de su esposo también descendiente de los esclavos acostumbrados a trabajar para otros en la zafra en el campo donde hubiera lugar y hacer las tareas más desagradables que los esclavistas ordenaban hacer desde hacer muros de piedra acarrear el agua cortar la leña en fin... Los hombres armados miraban en silencio la escena Qué tristeza pensó la mujer mientras de sus ojos intentaban brotar las lágrimas sus hermosos ojos color marrón brillaban a la luz de la vela. Las caras de los hombres y su talante su presencia no era nada agradables se sentía el halo de muerte se sentía el olor a fiera se sentía el aire pesado la mujer permaneció silenciosa al lado de su esposo han hecho un buen trabajo en esta casa de bareque dijo el jefe es lo único que tenemos y la finca pequeña que nos proporciona el alimento y el vestido y algún dinero para pagar nuestras deudas dijo el hombre venimos a matarlos porque nos dijeron que usted es de la chusma liberal yo no soy de ninguna chusma contestó el hombre soy liberal pero no pertenezco a ninguna chusma yo soy un campesino trabajador y lo mismo mi esposa el hombre miró con un aire de duda y parece que esa información lo llevó a reflexionar ah bueno dijo no haremos nada ningún mal a ustedes solamente les pedimos que si pueden nos regalen café son 20 cafés para mis 20 hombres contestó el jefe de la chusma bueno dijo el hombre con mucho gusto e hizo una seña con los ojos a su esposa que se dirigió a la cocina de bareque encendió la hornilla que tenía rescoldo de ceniza caliente Por lo cual se facilitó la tarea el hombre subió al soberado de la casa y bajó una talega de pan una talega de queso para compartir con los hombres de la chusma muy pronto estuvo el café y la mujer y su esposo sirvieron el café a los desconocidos cuando ya hubieron comido y bebido el jefe dijo se les agradece eso sí si alguien pregunta ustedes no han oído nada no han visto nada Sí señor contestó el hombre y la mujer tomó la mano de su esposo tenía miedo pero no lo demostraba por aquí no ha pasado nada dijo el hombre de nuevo y los hombres montaron en sus mulas y caballos y se alejaron a todo calope después de disfrutar el café el pan y el queso quedando menos alimento para la familia a los pocos días por la comarca se extendió la noticia de que 21 hombres habían muerto en uno de los campos cercanos al lugar el hombre y la mujer se miraron con un aire inteligente pero no dijeron nada, pues no había nada que añadir.