Una tarde de otoño,
Hojas en el viento
la calma vuelve, el sol calienta,
salí a caminar entre los álamos
de la vereda hasta la fuente,
a contemplar la muralla
con su espadaña al frente,
que marca un hito entre el castillo
y el alma de mi amada ausente.
Como se despluman lo álamos
cuando te pienso cercana
paseando por la explanada
y yo de lejos en la fontana
observo en sueños un hada.
Como uno más entre el verdor rocoso,
una tarde otoño se hace corta
y solo la luz de las farolas sombrean
la piedra de mi mirada
como un tímido velo que bajo
el cielo envolviendo
dos almas gemelas se anhelan
con miedo a perder su frágiles
corazones y convertirse en rocas
de su propia muralla.