Las manos juntas en tibia armonía,
las miradas en complicidad se miran
tratando de abarcarse en lo profundo,
mientras las almas se complacen
en presencia del milagro.
Se juntan los pechos en apretado abrazo
se juntan los labios en suavidad sublime,
en un ritual de amor que los desborda
y en el asombro mutuo de ese desvarío
de amor que los inunda.
Lo entienden y callan…