Le robe un beso a la tarde,
y el cielo se sonrojó,
el astro sol se enojó,
y yo salí haciendo alarde...
El me gritaba: ¡cobarde!,
¿porqué no me ves de frente?;
su fulgor resplandeciente,
me siguió por el camino,
mas su rencor vespertino,
se apaciguo lentamente.
Prosigo mi travesía,
viendo el sol en el espejo,
que intentó con su reflejo,
decifrar lo que yo escribia.
Lentamente se vestía,
la tarde en traje de gala,
y tan pronto el sol exhala,
sale convertida en noche;
no tengo ningún reproche,
pues para mi se acicala.
©ď¸Maikel Mendoza
@maikelbandola