Estamos nuevamente,
frente a frente,
tan cerca y es un decir.
Mientras miras el paisaje que nos envuelve en el instante,
se desprenden de mí comentarios que viajan por el viento,
como dientes de león que atraviesan el espacio,
destinados a perderse.
Y tú, tan cerca,
que nunca entiendes el hilo, tan frágil, de la charla que te adormece.
Y tú, sin decir nada,
me miras con extrañeza, duda o incertidumbre.
Y yo, con una sonrisa,
te miro y continúo con la oratoria (como de costumbre).
Y me miento:
\"es tu paciencia y tu calma la medicina que necesito\".
Pero enloquezco,
y espero tu respuesta...
De nuevo se me olvida
que estoy,
frente a frente,
hablando con mi perro.