Yo te busco y no te encuentro,
yo te llamo y no contestas.
¿Cuándo vienes por mis besos
y mis labios, me los besas?
Yo te escribo muchas cartas
pero creo, no las lees.
Y aunque de esta mi alma salgan
en silencio, las mantienes.
Yo te sueño cada noche
entre flores siempre bellas
que se crecen por el bosque
y te escondes como gema.
Y al llegar la madrugada
tú te asomas, como aurora;
y los pájaros te cantan,
por tu luz esplendorosa.
De qué sirven tantas cosas,
de qué sirve que te quiera,
si los versos tú los borras
como los vientos las huellas.
Di cómo hago, vida mía…
¡Cómo puedo convencerte
que las letras hoy escritas
son de un alma que te quiere…!