Pasa el tiempo a paso lento pero constante
dejando su huella inexorable.
Avanza, cambiando todo a su antojo,
detrás van quedando los despojos
de las cosas que no resisten el tiempo.
Más, intacto, estoico y valiente
asoma desde el fondo,
sacudiendo los escombros del corazón adormilado,
un sentir que invade el alma,
la eleva a su cenit como un sol desconcertado,
y al vuelo de un suspiro, invoca al dios de los recuerdos,
detiene el tiempo en un instante y se vuelve desafiante
mientras galopa el corazón desbocado.
Creiase muerto al sentir, creiase ya olvidado!
Pero nunca muere el amor cuando ha sido verdadero
Porque el amor nunca muere cuando en verdad se ha amado…