GDA

LA MORADA DONDE PAUSAREMOS NUESTRO VIAJE

Viajemos sobre los alcores de mi infancia,
soslayemos los lastres del camino,
en que burdamente hayamos a mil reinas que nos entregan
aromas de flores sobre el suelo de pedregales…
ahora que ya fructificamos nuestra esencia
y ya maduros, con el apasionamiento que arde
nos atiborramos para remontarnos a la apetencia,
mujer del cielo porque en ti confío y en ti creo,
custódiame bajo la morada de luz
de mi orbe que campestremente disfruto, porque ciego
estoy sin ti -hieráticamente- con mi laya de pueblerino,
guía mis comparsas sobre los altozanos de hermosura
y entrelacemos nuestras almas sobre el pasto,
viajemos por las cumbres sin el equipaje,
y que los arbustos sean nuestras cortinas
en la morada donde pausaremos nuestro viaje.