Un niño perdido
en un bosque oscuro
derrama miles de lágrimas
la luz de la luna lo acompaña
aferrado a una esperanza.
¿Quién lo encontrará?
¿Quién escuchará su llanto?
Las luciérnagas han empezado a brillar,
levanta sus ojos al cielo deseando su miedo
superar.
Por fin el sol a las sombras aleja
en su rostro, una sonrisa se dibuja
y al viento grita:
¡soy libre al fin! ¡Ya sé a dónde ir!