Yo seré el torrente, de poéticas aguas,
que a tu barca, meza cristalina y brava,
distinto a las tormentas, que distantes se avisan.
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Seré el preludio de tus luces postreras,
cada noche sobre tu cama ,
cuando los sueños, se desarruguen contra tu espalda.
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Del alba su faro violeta,
del aroma, el rocío recién sembrado.
Seré el desayuno de tu alma distante,
el consuelo dulce para la boca,
esa, que tantas noches me cuesta
y tanto beso, te necesita.
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Seré el veneno y el antídoto,
el deseo y su consecuencia,
el pensamiento,
la palabra,
el amor ….
en su expresión, mayor y única,