J.R.Infante

Prisioneros

¿Quién habrá sido

elegido jefe?

¿Quién ostentará

el cargo de velar

por los demás?

                        ¿Tal vez

tú?, carcomida cicatriz

-radiografía de encina-,

o quizás el vistoso

pájaro-roedor,

          ¡no, no!,

tú habrás quedado

para construir el túnel

           de fuga.

¡Ah, ya sé!

           El señor Abubilla,

con su cresta de pico

y sus bombas péptidos.

Aunque…

pensándolo bien

           en la retaguardia

estarías mejor situado.

Porque

el campesino de verano

-si recupera su hoz-

           constituirá

infantería de acero.

¿Y tú?

          Trotador

con dientes de leche.

¿Te ves capacitado

                               para

mandar.

             Seguramente

el regazo de tu madre

              será tu puesto.

¿Y el otro campesino?

El de invierno

-rudo, fuerte-,

lo dejaremos como

               muro de contención.

El negro manto

               nocturno,

con sus miles de puntos

               de referencia,

será mapa inequívoco.

Porque la huida

                          será

de noche ¿verdad senda?

                ¿Y tú

fino cristal?,

                    quedarás

para borrar las huellas.

                 Sólo quedas tú,

deslumbrantemente redondo.

Pero… la operación ¿no

                 buscará

las sombras de la noche?

¡Ah, ya lo creo que sí!

                 Descubrí

Tu juego, jefe-Sol,

pretendes guiar a los tuyos

-como los grandes jefes-,

                  desde

la oscuridad.

                     Difícil

empresa, más inténtala,

                   con los brazos abiertos

os recibiré

                 uno a uno

y os daré la mano

como honrosos

                  héroes de guerra.