Era un día de lluvia,
de esos que casi nunca te regalaban...
Se fueron diluyendo los colores...
y salieron de fiesta
a la verbena de la primavera.
Quizá algunas aristas
anularon sus vidas
cerca de las barbacanas de abril.
Seguía el tintineo
intacto de la noche
como un amor intenso de campanas
volteadas por el cierzo y los pájaros.
Aquel secreto al oído de la infancia,
de repente, me desbordó.
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De mi poemario Cierzo en la Chofeta.