Desde que te fuiste
me he transformado en rumiante,
cada momento: acariciándote,
besándote, desnudándote…
Mi mente…saboreando
embelesada con tu presencia;
y mis ojos de mar sin playas
lloran Amor y ausencia.
Mi corazón…mi corazón
en perturbadora visión
espigado de otoño,
no madura una explicación.
Solo destila su dolor
por impávidas raíces
rastreándote en universos
de burbujas y mil matices.
¿Dónde estás?, ¿qué pasó?
¡éramos tan felices Amor!
Lograré remontar este abismo…
en un suspiro de fuego
hacia el eterno infinito
de nuestro destino.
Angel Miguel